Aunque el vanguardismo no nació como una corriente estética, sí que podemos hallar rasgos que encajan con la visión de ruptura que promovió esta corriente. En primer lugar, el origen del término está en las palabras francesas avant-garde, un concepto del lenguaje militar que hace alusión a la parte más adelantada del ejército. De este modo, por vanguardia se designaría todo aquello que está por delante de las tendencias, lo más innovador, lo recién creado.
Por otro lado, la vanguardia sirve como calificativo a toda manifestación que nace con la intención de romper moldes. En este sentido, las expresiones que surgieron en este contexto se enfrentaron con furia a los convencionalismos, presentando obras insólitas, con formas y contenidos nunca antes imaginados, desligados por completo de la rutina creativa que imperaba en las mentes europeas de las primeras décadas del siglo XX.
Llamar la atención
El desarrollo de esta apuesta por la libertad y por la provocación tuvo lugar a partir de la década de los 20. Una de las características que hace especial a esta nueva interpretación es la simultaneidad y concatenación de varias experimentaciones o 'ismos'. Así, tendríamos que recorrer la configuración propia de expresiones tales como el dadísmo, el expresionismo, el futurismo, el surrealismo o el impresionismo, entre otros.
En el mundo de la decoración, el vanguardismo intenta luchar contra lo antiguo, contra todo lo que se relacione con el arte burgués. Los muebles de aquellos años son, actualmente, clásicos que no dejan de reeditarse. De este modo, las viviendas denominadas 'vanguardistas' están dominadas por una arquitectura marcadamente urbana con toques asimétricos y por un interiorismo poco recargado pero con elementos que buscan el choque visual.
Adiós a la figuración
En un salón vanguardista es fácil encontrar iconos del diseño moderno, como una silla "Barcelona", de Mies van der Rohe, o una mesa"E 102", de Eileen Gray. El empuje de los tubos de acero como materia prima para la fabricación de muebles marca esta época. Si deseamos que la vanguardia reine en nuestra sala de estar, nada mejor que decidirnos por alguna lámina cubista de Braque o Picasso. Lo importante es que los lienzos están liberados de cualquier clase de intención figurativa, en pro de una plástica abstracta.
Los materiales artificiales son fruto de esta sociedad que lucha por acabar con lo establecido, por lo que serán bien recibidos dentro de estos ambientes los textiles sintéticos, como las alfombras de pelo largo o con un rizo que se salga de lo normal. Si quieres algo estampado, olvídate de esos tapices recargados de dibujos o con estampas palaciegas o de caza: es mejor que apuestes por una cenefa geométrica bordeando esta pieza textil o cualquier otro motivo de inspiración contemporánea.
El encanto de lo mínimo
La sofisticación en el salón vendrá de la mano de los tonos neutros combinados con complementos decorativos llamativos que den la nota de color. Abusa de las líneas rectas para que el espacio sea lo más limpio posible, pero recuerda ubicar objetos decorativos cuya presencia llene la sala de estar. Otorga a esculturas, jarrones y centros de mesa un protagonismo extra sirviéndote de tonalidades poco convencionales que destaquen sobre un ambiente dominado por el blanco, el marrón y el gris.
El imperio del metal vive su esplendor en estos momentos, por lo que deberás hacerle un hueco. Lo mejor es que el acero forme parte de los muebles, siendo obligatoria su presencia en los tiradores y en las patas de sillas y mesas. Para el suelo, los pavimentos de resinas compactadas son un sustituto económico a las maderas naturales. En cuanto a la iluminación, déjate seducir por la idea de hacer convivir los focos empotrados y alguna lámpara de líneas actuales.
Catálogos a la última
La tendencia vanguardista es aplicable a todo el conjunto de la casa. La mayoría de las firmas de decoración intentan posicionarse en el mercado a través de colecciones que abogan por aglutinar los últimos adelantos técnicos con los materiales más respetuosos con el medio ambiente y las lineas más bellas y prácticas. En el apartado de las cocinas, vemos como los frentes multiplican su brillo y alisan sus formas, presentado contenedores que esconden tras sus puertas los electrodomésticos y armarios. Las encimeras son especialmente gruesas y las superficies de las mismas ya no sólo se reducen al granito y al mármol, sino que recurren al corian o al cuarzo.
En las habitaciones dedicadas al descanso puedes crear juegos de luces, bien con lámparas o bien aprovechando las ventanas, que ayudan a matizar los colores de las tapicerías o cortinas que las visten. Los dormitorios bajan sus camas, que apuestan por una estructura que a veces contiene las dos mesillas y que camina a ras de suelo. Los armarios ya no son muebles aislados, sino que sus puertas correderas van de pared a pared.
Asi pues, utilizando los complementos adecuados y los tonos apropiados conseguirás ambientes elegantes, equilibrados y plenamente vanguardistas.
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